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sábado, 22 de noviembre de 2014

Ceguera

Héctor Rodríguez
En mi parte más oscura,
sin luz de nadie,
me palpo las palabras.
Invidente que tienta
desconocidos muebles
de una casa ajena.
Acaricio la rugosidad de un pronombre;
la superficie helada de ciertos sustantivos;
la viscosidad pegajosa del adverbio.
Me abrazo al verbo,
que me acoge
con la calidez de un viejo amante.
Me demoro en la musicalidad
de cristal de ciertas frases;
las que vibran al rozarlas cuando paso.
Me dilato allí y,
amparada en mis penumbras,
disimulo en los bolsillos de mi alma
una sintaxis perfecta,
y regresó para hacer cicatrices a las hojas.
Pero no era verdad, que no era perfecta.
Todo fue mentiroso espejismo.
Que yo no nací para ver
lo que vieron los poetas ciegos.


***
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jueves, 13 de noviembre de 2014

Ítaca

@ondasderuido

Nunca regresaste.
Todavía me buscas.
Mi tapiz inacabado,
acumula, de vida en vida,
penas y ausencias.
Alguna vez, la melancolía
se asoma a mis ojos
y me delata.
Me cansé de tu olvido y elegí.
Me dejé amar.
Pero ninguno eras tú.
Eterna condena
de abrazarte en otros brazos.
¿Qué canto de sirena te retiene ahora?
¿En qué isla aprendes a olvidarme,
eterno amado, de mi Ítaca ausente?
***
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sábado, 1 de noviembre de 2014

Soy. Siento.

Flavia Brandi
Respiro de tu aire.
Sintiéndote me siento.
Detengo nuestro tiempo,
abrazo inacabable.
Soy en ti.
Te pertenezco.
Prolongación de ti.
En ti vivo.
Exploto en ti
y ahí me esparzo,
y ahí termino,
y ahí me quedo.
Amiga de tu alma.
Amante de tu cuerpo.
Habito en tus adentros.
Ocupo tus espacios
Me nutro de tus besos.
Soy. Siento.

***

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domingo, 19 de octubre de 2014

Relatos Inesperados, I. "Decidido"

el_rapsoda_mut
Aquella mañana de diciembre no era diferente de otras mañanas invernales. Los vidrios de las ventanas estaban empañados. Fuera debía hacer mucho frío.
Apoyada la frente sobre el cristal, sentía el helado contacto. Eso la ayudaba a pensar.
Con los brazos cruzados sobre el pecho miraba hacia la calle. La gente que andaba arriba y abajo parecía tener muy claro adónde se dirigía y, de pronto, se le antojó, su enemiga. Nadie la comprendía; nadie captaba su verdadera esencia. No tenían ni la más mínima idea de lo que ella padecía con aquello.
Un tímido rayo de sol, colándose por entre las nubes plomizas, la hizo sonreír y le devolvió, por un segundo, la esperanza. Sin embargo, estaba decidida. Le había dado muchas vueltas y no dejaba de acariciar aquella idea, sobre todo cuando estaba sola. Ya no quería escuchar más consejos. Estaba claro que todo era inútil, Necesitaba una solución.
Miró en derredor: los muebles, los libros, tantos recuerdos... Hoy igual que siempre. Y si nada había cambiado, ¿por qué sentía que era precisamente hoy el día en que debía dar el paso definitivo? Nerviosismo y miedo la obligaron a pasearse, inquieta.
Decidido. Hay veces en la vida en las que todo se debe apostar a una carta. Una vez tomada la resolución debía seguir adelante. Hoy la haría realidad.
Se vistió, abrió la puerta y bajó las escaleras. Caminaba deprisa. Mantenía la vista baja, fija en la punta de sus oscuros zapatos. Porque ¿y si los demás podían leer su mente y descubrían lo que estaba a punto de hacer? Nada ni nadie debía estropear su momento. Ya no podía retroceder.
Se detuvo ante la puerta con una mezcla de indecisión y miedo. Empujó. Ya estaba dentro.
Si la injusta naturaleza le había negado lo que ella tanto deseaba, lo conseguiría de otro modo. Al fin y al cabo no sería ni la primera ni la última en hacerlo. ¿Cuánta gente, antes que ella, ya había tomado la decisión de operarse?
Una mujer con bata blanca levantó la vista y la interrogó:
-¿Tiene hora concertada?
–No, hoy me he decidido.
–Muy bien. Y, exactamente, ¿en qué tipo de tratamiento está interesada?
-Verá, estoy interesada en los “Aumentos de todo tipo” de los que hablan en su publicidad: Desearía un aumento de cerebro.
-Pepepepepepero, señora, ¿qué clase de broma es esta? ¿es para uno de esos programas de televisión?
- ¿Broma? ¡No, claro que no es para un programa! A diario recibo su propaganda en mi buzón, ¡Mire! Aquí le traigo el folleto. Además, se anuncian en vallas publicitarias, en el autobús, en televisión, en radio, en internet…  Aseguran que pueden mejorar a cualquiera. Lo dice bien claro: “Implantes y aumentos de todo tipo”.
-¡Oiga! Nos referimos a tratamientos corporales. ¿Quiere un implante de senos? ¿Aumento de labios? ¿Liposucción? ¿Lifting? ¿Mesoterapia? ¿Cavitación? ¿Presoterapia? ¿Electroestimulación?...
-¡Yo no quiero nada de todo eso! ¡Yo quiero un implante de cerebro! ¡Quiero aumentar el volumen de mi masa encefálica! Ahora soy capaz de leer dos libros al mes, de cuatro a seis si son cortos, y quiero leer más. ¡Necesito leer más! ¡Hay tantas cosas que aún no sé!
-Señora, le tengo que rogar que se marche de aquí ahora mismo...
-Pero, pero...
-¡Fuera! –
La tomó bruscamente del brazo y la condujo hasta la puerta.
Recomponiendo su bata blanca, la recepcionista volvió a situarse tras el mostrador murmurando para sí...
¡Cuando lo cuente no me van a creer! ¡Esta tía está loca! ¡¿Pero a quién se le ocurre?! ... ¿¿Aumento de cerebro??... ¡¿¿Pero para qué demonios querrá un cerebro más grande??!  ¡¡Para leer más, dice!! ¡¡Vaya tontería!!


***

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sábado, 11 de octubre de 2014

Fotografía: Pierre Pouliquin
Dulce amor,

estela de estrella,

guitarra cantora.

Si tus ojos me miraron y me hirieron,

¿qué no hará tu voz?

Dulce fruto del árbol pendiente,

si tu llanto me hizo nueva,

¿qué no hará tu sonrisa?



***

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miércoles, 1 de octubre de 2014

Vacío


Fotografía: Adriano Agulló
No te tengo a mi lado y todo lo llenas.
No hay vacío posible;
todo eres tú.
Mis manos,
pájaros perdidos,
buscan tu cuerpo en el aire
y solo encuentran la decepción
de su propio engaño.
Si cierro los ojos,
te me haces más claro.
Resbala sobre mí el tiempo
y me vence la inmovilidad de mi propia desidia.
Solo puedo recordarte ahora como ayer,
en aquella calle subterránea,
haciéndome sombra con tu cuerpo.
Como ahora.
Solo sombra.
Lo que tú eres.
Sombra que oscurece el sol
como nube efímera.




***

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domingo, 14 de septiembre de 2014

Cinco y media

Edur8
Un bar no muy distinto de otros bares: puertas de madera con cristales no demasiado limpios y dorados tiradores sin lustre; una luz amarillenta y mortecina desmayándose sobre la acera de la oscura calle.

Las cinco y cuarto de una tarde más de un mes cualquiera. Cinco personas en su interior. Cinco anónimos habitantes de una ciudad anónima.

El camarero, tras la barra, apoya el codo sobre el mármol. Observa displicente a los clientes mientras hace cuentas mentales de los ingresos del día y piensa en su hipoteca. Su negocio le proporciona lo justo para ir tirando después de haberse deslomado durante treinta y cuatro años en este maldito antro. ¡Se dice pronto! Toda la vida. Desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche, de lunes a sábado. Soportando a gente pesada que se empeña en contar sus penas y sus miserias y que después se larga sin dejar ni una puñetera propina. Está enfadado con el mundo. La vida le debe algo y nunca le paga. -“¡A la mierda!, ¡hoy me largo a las cinco y media! ¡Que les den a todos!”-  Se dice como tantas veces, pero sin decidirse nunca a hacerlo.

Desde la barra controla las ocho mesas del bar y, como otras veces, mira a los clientes y les fabrica una vida feliz para poder odiarlos a sus anchas.

Y sin embargo…

Teresa, junto a la puerta de entrada, lee un libro y toma un café solo, sin azúcar. Hace rato que espera y sus ojos, que no han podido pasar de la página setenta y tres de la novela que sostiene entre las manos, se mueven inquietos, pasando de las desenfocadas líneas a la puerta de entrada. Cruza y descruza las piernas. Está muy nerviosa. Hoy verá a Sergio. Después de intercambiar intimidades virtualmente podrá, de una vez, conferir cuerpo a sus virtuales sentimientos. Teresa lleva muy en secreto esta relación por miedo a ser tildada de ingenua. Si la cosa cuaja, ya se inventará un encuentro en un museo, en un parque, en un teatro o en la Asociación de Divorciados. Ahora solo desea que lleguen las cinco y media.

Carlos, en el centro, hace rato que tiene la vista fija en su cerveza. Las sudorosas palmas de las manos pegadas a la mesa y entre ellas la jarra que lo hipnotiza. Sus anonadados ojos se hunden en la espuma de la rubia. No se mueve. Apenas parpadea. A las cuatro y media, después de dejar la consulta, ha entrado en el bar y aún no ha tenido fuerzas suficientes para llevarse la copa a los labios. Cáncer. Eso es. La misma machacona palabra que no deja de sonar en su cabeza: cáncer, cáncer, cáncer… como un monótono e interminable mantra, cáncercáncercáncercáncer… ¿Cómo se lo dirá a Ana? ¿Qué pasará con sus proyectos? ¿Qué pasará cuando él ya no esté? – “Tengo miedo. ¡Joder!, soy demasiado joven para morir”- Y sigue hundiéndose más y más en su cerveza y en su desesperación. – “A las cinco y media iré a recoger a Ana”.

Cristina bebe un gin-tonic y resuelve un crucigrama en la mesa del fondo de la fila de la izquierda. –Tres letras, patriarca bíblico que construyó el arca…¡Noé!-. Necesita ocupar la mente para no tener que pensar en lo que le dirá a Luis. Ha confeccionado cientos de guiones mentales y todos le parecen horrendos, tópicos y típicos así que, cuando llegue el momento, simplemente le dirá: “Luis, tenemos que hablar” y el resto ya saldrá solo. En realidad, ella no ha tenido la culpa de que las cosas se hayan liado de esta manera con Pedro. Trabajar juntos y avenirse hace que una cosa lleve a la otra. Es normal. –Decimoséptima letra del alfabeto español… ¡ñ!- Al fin y al cabo, con Luis las cosas ya no funcionaban desde hacía tiempo, eso es innegable.  – Nombre de mujer, cinco letras, empieza con “e” … ¿Elisa? ¿Elisenda? ¿Elia?… ¡Ni idea!.; -Yunque de platero…-País costero africano… – “Esta noche sin falta. De hoy no pasa. Hoy hablo con él. Acabo el crucigrama y me largo. ¡Uf!, es pronto, esperaré a las cinco y media” – Canción típica canaria… Extremo de la entena…

Pilar toma a pequeños sorbos su té con limón en la mesa cercana a la barra. A las cinco y media en punto saldrá hacia la estación para coger el tren de las seis. Quince años de ausencia. Demasiado tiempo. Una mañana se marchó diciendo que necesitaba encontrarse a sí misma. Su madre nunca se lo perdonó. Ahora regresa a casa sin haber encontrado nada y con las manos vacías. Pilar sabe que la primera pelea es solo cuestión de tiempo. En todos los años pasados ni ellas ni las cosas han cambiado. La llamada de hoy ha sido volver atrás en el tiempo: –“Pilar, si es que tú no sabes ni lo que quieres…” – “Mamá, por favor, no empieces…”

Un bar. Gente. Las cinco y media…

Buenas noches, les habla Carmen Olmos. Hace escasamente media hora que una fuerte explosión, a pocos metros de donde nos encontramos, ha conmocionado a los habitantes de esta tranquila zona de la ciudad. Según algunos testigos, eran las cinco y media en punto cuando se ha oído un tremendo estruendo y, seguidamente, el edificio de cinco plantas situado en el número cinco de la calle Media se ha desplomado.

Por el momento, se ignoran las causas del siniestro, aunque las autoridades ya barajan varias hipótesis. Aún no tenemos datos definitivos, pero dada la hora, suponemos que el número de víctimas puede ser elevado. Los mantendremos puntualmente informados a medida que vayamos teniendo más datos.

***
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jueves, 11 de septiembre de 2014

Naufragio

Fotografía: Alexis Martín

Náufrago de mí.
Desamparado.
Extraviado en mi oleaje.
Indefenso, combatiendo esta marea.
Tú brújula marca mi sur.
Tu mesana solo
se erguirá en mi puerto.
Quisiste ser explorador
de mis fosas abisales
y te atacaron monstruos
que despedazaron tu alma.
Te hundes en todos mis adentros.
Remolineas en huracanes perpetuos,
sempiterna vuelta a nuestros ayeres.
Ya es tarde para vadear mis aguas;
te sumerges en mí sin remedio.
No podrás flotar.
Ríndete al ímpetu de mi flujo.
No luches.
Déjate tragar por la corriente.
Sé conmigo.
Sometido a mí para siempre.

***
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miércoles, 20 de agosto de 2014

Procaz

 Imagen: Daniel Lobo
Imagen: Daniel Lobo
Quiero que mi alma sea la de la Magdalena.
Repartida. Promiscua. Procaz. 
Te daría citas por teléfono o por mail
(¡la tecnología ha avanzado tanto!)
Eso sí, no más de una al día.
Me emborracharía, en cada fugaz
encuentro, con gotas de ternura
y una interminable charla
(agítese bien antes de servir).
Te ofrecería placeres exóticos
que nunca has soñado:
poemas, canciones, algún cuadro y
dos o tres miradas de esas que deshacen
(deberé ensayar ante el espejo).
Te regalaría dulces sonrisas, 
millones de besos,
enardecidas caricias
y dos lágrimas en la despedida
(para que volvieras).
Te cobraría sin que te dieras cuenta:
paseo con café incluido,
entradas para el museo,
una noche en la ópera,
promesas de amor eterno
para mi catálogo de nuncas,
y un verso en el que
me juraras que soy irrepetible.
Pero si huyes lo comprenderé;
enamorarse es muy contagioso
y, a veces, no tiene remedio.

***
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viernes, 8 de agosto de 2014

De paso

Imagen: Petur

Sé que eres de paso,
que estás condenado a ser recuerdo.
Mañana o pasado,
más pronto que tarde,
serás un ayer, solo un antes.
No quiero entregarte trozos
demasiado grandes de mi alma,
no sea que me hagan falta algún día
y descubra con tristeza
que los olvidé en ti.
Puedo darte un poco,
si te conformas con eso.
Dame tú también algo en prenda
para que el olvido no nos borre
a ambos como a tantos otros
borró en nuestra vida.
De ti, si me lo permites,
me quedo tus silencios repentinos.
Tus huidas, que no sé adónde te llevan.
Una mirada especial que te sorprendí
llena de interrogantes.
Una sonrisa que me regalaste,
tan tierna que me conmovió...
y el beso último.
Me quedo con una siesta y
un número impar.
Impar, como este extraño amor mío
que en tan solo tres horas
me llenó un otoño.
No culpo a la distancia.
Ni al miedo.
Ni al azar que nos unió
un jueves a las 11.
Me culpo a mi misma
por no tener más vidas y
ofrecerte una para descubrirte
y darme entera.

***
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viernes, 1 de agosto de 2014

Búsqueda

Imagen Juan y Diego


Seguir siempre buscando.

Intentar encontrar lo que me falta

sin saber qué es lo que me falta.

Sólo sé que siento hambre

en esta alma mía,

siempre insatisfecha.

Cuanta más comida le doy,

más me reclama.

Acechando siempre.

La boca manchada

de sangres ajenas.

No se deja domar.

No es sumisa.

Acabará siendo antropófaga

y se devorará a sí misma y

ni aun entonces

quedará satisfecha.


***


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miércoles, 30 de julio de 2014

No me tientes

Imagen de nfeli777
No me tientes, anda.
Constantemente haces lo mismo.
Creo que por fin te tengo,
y siempre acabo dándome cuenta
de que eres un espejismo.
Deja de jugar conmigo,
te lo pido por favor.
Ya soy mayor para estas cosas.
Me tienes muy harta ¿entiendes?
Al fin y al cabo nunca te he pedido nada,
no sé el porqué de ese afán tuyo
de regresar cuando ya te olvido.
Si quieres puedes quedarte,
no seré yo quien te lo impida
pero no me gusta
esa forma que tienes
de burlarte de mí.
Que en otros permanezcas
no me importa.
Y cierto es que algunos
ni te conocen ni te conocerán jamás.
Al fin y al cabo eso no es asunto mío,
¡tú sabrás con quién te juntas!
Pero admite, estimada inspiración,
que esa actitud tuya de andar
apareciendo y desapareciendo
de mi cabeza empieza a ser
ya una broma muy pesada.