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sábado, 23 de agosto de 2014

¿He aprendido?

Le diré algo…
Ya he aprendido a pedir justicia a exigir justicia,
cuando he soportado suficientes abusos,
ya he aprendido a pedir libertad, a exigir libertad
cuando la tiranía arremete contra mi y me hace débil,
ya he aprendido a llorar, a llorar de verdad,
llorar con los ojos, el alma, el corazón y tal vez con el ansia,
he exigido llorar, ¿cuando es preciso llorar?.
ya he aprendido a sonreír y sonreír de verdad,
en mis momentos más vívidos, en las angustias más lúgubres
y en las noches más oscuras.
ya he aprendido a escuchar entre tanto ruido,
entre tanta confusión y entre tanto silencio.
ya he aprendido a gritar, gritar desde lo más profundo del alma,
rechazando el miedo, rechazando el mal, le he gritado pero acaso:
¿me habrá escuchado?,
ya he aprendido a soñar a soñar en lo más profundo de mis noches
y en lo más solemne de mi insomnio.
ya he aprendido a caer, a caer desde lo más alto de una cumbre con gran desilusión,
y amargura y también desde lo más bajo de un andén que apenas recuerdo.
pero... para mi gran pesar, para mi gran vergüenza,
y debo decir que solo me lo confieso por ser éste un tiempo inhóspito
y aunque pueda parecerle simple,
aún no he aprendido a expresarle mi amor...

miércoles, 30 de julio de 2014

A Manu...

Cuando le hablan al cielo de ilusiones,
se disipan las nubes de alegría 
pues corren apresuradas a susurrar felicidades 
en otros universos;
mientras que el cielo, por su parte, 
se alza entre montañas libres 
y se expande en un infinito... 

Puede sonarte a locura, 

pero te lo confieso como verdad: 
me siento como un cielo; 
y te lo admito como secreto: 
sucede cuando me hablas de ti. 

Cuando me dices que no tienes sueño 

y cuando te despides con un simple "descansa", cuando haces declaraciones 
culposas por tu forma de ser 
y cuando me previenes de tu querer...

Entonces allí es donde lo entiendo todo,

allí es donde todo tiene sentido;
en esos intervalos de tiempo, 
te haces realidad...

Para mi gran suerte te descubrí;

estabas lejano, quizás un poco ausente,
pero por más que lo prescindiera 
en mi mente te alojabas 
noche tras noche,
después de cada palabra...

Y ya no necesito rasgar pedazos 

de viento para hacerte tangible,
y ya no necesito construirte 
de luz tasada en cajas... 

Porque ya estás, ya te encuentras ahí,

hecho a mi medida o a la tuya, 
no importa...
Sin lugar a juicio, las dos son
la idea mágica, de haber encontrado
tan singular birlibirloque 
entre tanta generalidad... 

martes, 29 de julio de 2014

Un poco de olvido.



Ten la plena seguridad 

de que voy a olvidarme de ti,
de que olvidaré tu aroma, tu aliento, tus manos, tus ojos, la textura de tu cabello y esos mortales labios.

Ten la plena seguridad 

de que olvidaré el olor de tu cama, de tu ropa, de tu cuarto, ése aspecto tosco de tus cuadernos,
las lineas de tus letras y las cartas que me diste.

Ten la plena seguridad 

de que me olvidaré del sabor de tus besos el calor de tu cuerpo, las mentiras de tu piel y la dulzura de tus pupilas.

Ten la plena seguridad 

de que dejaré de escribirte; como aquellos melancólicos días de lluvia, que fueron iluminados en la tarde; así como el sol disipó las nubes, mi corazón disipará las letras que mis manos con tanto fervor te escriben.

Un acontecimiento.



Apuntes galácticos que se transforman
en sustancia etérea,
como la disyunción del arrepentimiento
y la añoranza de un anhelo
como el cambio y la transformación fundamental,
como el instrumento en su afinidad y su finita elocuencia...

¿Qué tan adverso resulta el universo?
qué tan sencillo e irreversible es el hecho
de no volver al mismo río;
qué tan trascendental y fugaz es la razón;
cómo puedo variar mi espíritu solitario y errático;
cómo debo destruir la venerabilidad
sin olvidarme del mundo...

Este motor dentro de mi,
que aún sin combustible
va caminando y funciona como prueba de
un gran acontecimiento, pero entonces...
¿Qué acontecimiento me hace grande?;
cómo podré un día, sin pleno aviso irme,
irme y saber que aún en ausencia
seguiré siempre presente.


lunes, 28 de julio de 2014

poesía Nº 1

Saberte

¡Qué enigma es entenderte y no saberte!
cómo es que sé que podría descifrarte,
desbaratarte, adivinarte, intentarte,
y sin embargo... No puedo saberte.

¡Qué gran agonía hay en mi alma!
¡Qué gran sollozo en mi corazón!
por no poder saberte.

Dime alma mía...
Dime si acaso, no me dejarás saberte;
mis manos hierven, mis dedos se derriten
por saberte.

Dime cielo mío...
Dime si me lo permitirás;
dímelo porque mi espíritu llora
y mis días se acoplan a la idea
de dejarte en sueños.

Ya mi boca se torna adormecida
y mi piel se cristaliza
y mis ojos se enmudecen.

Déjame saber amor mío, si acaso...
Me dejarás saberte...