Miré nuestras marcas tras el tiempo
miles de cicatrices bailaban por dentro.
Apariencia falsa que engañaba al resto
y que aún nos mantenía en esto…
Como la madera de un árbol herido,
corteza dura por fuera
y por dentro seco y destruido,
esperando a ser abatido…
Yo tronco perpetuo de tu incendio
me quemaba una y otra vez en tu fuego.
Lágrimas que no limpiaban la ceniza,
solo avivaban el lamento…
Triste final el nuestro,
tras aquel largo invierno que nos dejó fríos como el hielo.
En el que en leña nos convertimos
olvidando hasta el recuerdo...
Por: Lady Writer
Twitter: @ireniusNomad
Blog: Nómadas en la Noche