sábado, 27 de septiembre de 2014

En un instante


-En un sueño te conocí fue la primera vez que viniste a mí, una noche de enero cuando el calor arrasaba con el suelo resquebrajándolo todo, mis sábanas alfombraban el piso de parquet, y la almohada sudada testigo de tu presencia,  perfumada con tu esencia mi piel, mi boca, mis manos que sin conocerte se mesclaron entre las líneas de tus cabellos enredados los pensamientos todos, Las voces susurraban en lenguajes indescifrables palabras irreproducibles y promesas que jamás se cumplirían, todo valía para llegar al placer, para absorber ese instante de eterna pasión, imágenes cerebrales se adueñaban del recinto en flashes de segundos interminables, y esa sombra se mecía por las ranuras de mi interior besando mi alma, con extrema fascinación…

- Sentí el ardor en mi corazón y luego un ahogo infinito calló mis párpados dolientes, y tu figura se hizo carne y me tomó de las manos invitándome a volar en la inmensidad de tu calma, inmortalizando mis rezos, acelerando los tiempos embriagándome con tu calor me dejé llevar por instantes, hasta comprender quien eras, y me negué, me aferre a los sentidos, a las semillas cosechadas por mí, a lo largo de mi inocencia cuando te esperé sin entender porque, y todo fue un segundo en ese reloj de la pared que tantas veces odié por su lento correr…

- Dándome prisa di cuerda hacia atrás sus agujas que no cosían, tomándome de unas pequeñas manos que extendían su amor sin consultar, quemaban hiriendo tu partida… -Y te miré, sin llorar cuando esa lágrima rodó hacia tus pies, y te vi, emocionándome  al verte recogerla apoyándola en tus húmedos y tórridos labios, que sabían a miel…

-El silencio nuevamente cegó mis pupilas llamando en línea directa a la melancolía quien siempre estuvo ahí, a la espera de poder partir olvidando mi existencia…
-Yo la sentí, cuando de sus letras rodaron las tristezas, y las penas, escribiendo su última canción, un tango delirante que hablaba de un amor no correspondido y un alma errante en busca de ser inmortal…
Soy Amelia Orellano Bracaccini:
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David y los cangrejos

(Ilustración de Mika Mood)


En aquella excursión, lo que menos se imaginaba el pequeño David es que conocería a unos amigos muy especiales que, a partir de entonces, nunca más se separarían de él.

-¡Hola! ¿Puedes sacarnos de aquí?

David dejó la red de tela y caña azul, que su padre acababa de comprarle, en la arena para acercarse a mirar entre las rocas.

-¡Eh, niño! ¡Aquí abajo!

-¿Quién eres?-preguntó el niño extrañado al no ver a nadie.

-¡Nosotros dos! ¡Aquí!

-¡No seas así, Félix! Perdona a mi hermano, niño, es que está muy nervioso -suspiró una de las los dos voces que le pedían ayuda.

David daba vueltas alrededor de ellos intentando no parecer un loco ante el resto de los bañistas de la playa y, sobre todo, ante las personas que se agolpaban no muy lejos de él para pescar peces de roca, mejillones o cangrejos.

-¡No os veo! ¿Dónde estáis?

- Estamos bajo la roca de la derecha.

- ¡No Lando!, tu derecha no, la derecha de él. ¿O tal vez es mi izquierda?

El niño examinó la piedra con detalle y cuando vio que podía moverla lo hizo aprisa. Un poco más… ¡Por fin! La piedra se movió y David se llevó una grata sorpresa.

-¡Cangrejos!

-¡Shhhhhhhhh! ¡Baja la voz! ¿No ves qué podrían comernos?

-¡Oh!, ¡De acuerdo! ¡Lo siento!- Les contestó el niño echándose hacia atrás extrañado.
¡Era la primera vez que veía algo parecido! ¡No se lo creería nadie cuando lo contase! ¡Cangrejos que hablaban! Seguro que a sus amigos les encantaría saberlo.

-¡No lo riñas, Félix! ¿No te das cuenta de qué se ha asustado?

-Bueno, asustado, asustado… No del todo…-les contestó David mientras conseguía sacarlos de las rocas- ¡Ya estáis, libres!

Los dos pares de pequeños ojos se acercaron a los pies del niño. ¿Cómo podían ser tan pequeños?, se preguntó David.

- ¡Gracias, niño! ¡Ya era hora! ¡Vamos Lando! ¡Larguémonos!

El cangrejo llamado Félix se había dado ya la vuelta, dispuesto a marcharse rápidamente, cuando su hermano elevó la voz diciendo:

-¿¡Pero adónde vas!? ¿Es que no piensas agradecerle el gesto?

-¡Ya lo he hecho, Lando! ¿No me has oído? Es mejor que pongamos arena de por medio antes de que llegue alguien que nos pesque y nos eche a la cazuela.

David observaba, completamente atónito, a la extraña pareja de hermanos.

-Por cierto, ¿y tú cómo te llamas?-preguntó Lando al niño, como si las personas estuvieran acostumbradas a encontrarse con cangrejos parlantes todos los días- Solamente faltas tú por decir tu nombre.

-Yo, yo… Yo me llamo David, y no quiero ser grosero, pero nunca he visto a nadie como vosotros. ¡Sois dos hermanos muy singulares!

-Hombre, pues para singular diría yo que es tu careto, colega. ¿Pero te has fijado Lando en la expresión de bobo que pone? ¿Es qué nunca antes habías visto cangrejos, David? ¡Menudo careto! -repitió Félix.

Mientras, la cara del pequeño David parecía decir “¿Eh? ¿Entonces el raro soy yo? ¡Pues vaya!”

-Me parece a mí, Félix, que el niño tiene razón. Los humanos no están demasiado acostumbrados a esto. ¿Cuántos años crees que puede tener?

-Mmmmmm, ¡Seguro que no más de siete! -Repuso su hermano cruzándose de patas, en lugar de brazos, porque los cangrejos tienen unas patitas que terminan en unas gruesas y atrapantes pinzas.

-¡Ocho! ¡Tengo ocho años cumplidos!

Félix se desplazaba de un lado a otro mirando con descaro hacia todos los lados; aunque más que descarado Félix debía de ser un cangrejo bastante nervioso y miedoso; porque todos habríamos sentido miedo de que pudieran pescarnos, ¿no?

- Será mejor que nos vayamos, Lando. ¡Hala, arreando! -Y Félix caminó unos pasos diciendo adiós al niño tras haberse dado la vuelta con energía y rapidez.

-¡Eh, esperad! ¡Seguro que puedo ayudaros! ¡Se nos ocurrirá una solución para que nadie os pesque!

-¡Félix, vuelve! ¡Escuchemos a David al menos unos segundos! Quizá su proposición esté bien ¿no crees?

-¿¡Bien!?-Exclamó Félix a lo lejos.- ¿Y si resulta que solamente pretende engañarnos y luego avisa a un adulto o dos y nos pillan. ¡Ni pensarlo! ¡Adiós, amigo! ¡Yo me abro! ¡Tú haz lo que quieras!

Un atónito David se decidió a hablar para calmar a aquel cangrejo por el que, en el fondo, sentía simpatía por muy pedante que fuera:

- ¿¡No crees qué si mi intención hubiera sido comerte no te habría ayudado!?

Félix y Lando se miraron:

- ¡Pues eso es verdad, colega!

- ¡A lo mejor resulta que su idea es realmente buena! ¡Escuchemos lo que quiere decirnos!

Ha pasado el tiempo y Lando y Félix, los dos hermanos cangrejo, viven muy felices y aunque Félix sigue siendo tan gruñón y no para de quejarse, como de costumbre, en realidad tiene un gran corazón.

David los llevo consigo aquel día y les construyó una preciosa pecera para que vivieran tranquilos.

Siempre ha guardado el secreto de que Lando y Félix pueden hablar. Solamente él conoce su extraordinaria cualidad.

BÉSAME


Besar paraArtSuite

Bésame
hasta que desaparezca
el mañana
y nuestros cuerpos
fundan en uno.

Bésame
y tatúame tu nombre
en mis labios.

26/IX/14

Poesía: Rita
Blog: Cosas que siento
Contacto: cosasquesiento@gmail.com
Facebook:Rita
Twitter:C.Grant

Fotografía: wikipedia

"DIFÍCIL"

   "DIFÍCIL"

   Tan difícil eres,
Que no en sueños te dejas conquistar.

   Así tan difícil pareces...
Como el mismo sol o como el mar.

   Eres como el aire...
Que no lo veo pero lo necesito respirar.

   Eres como la luna...
Que robas mi suspirar,
Eres tú como el sol...
Que me logras opacar,
O como el mismo río...
Que tu guía es al mar bajar.

   Pero seas como seas...
Tu amor siempre lo se soñar.



Autor:
Miguel Ángel Rojas Ibarra.
En Tumb1r: mickyway_mar
En Instagram: mickywaymar
En Youtube: MyMazatlan
Mazatlán, Sinaloa, México.
               Y en mi blog:"Entre el Cielo, el Suelo y el Mar"  


viernes, 26 de septiembre de 2014

¿Amaneces?



Cuéntame al oído
tantas mentiras como quieras
dulce recelo
de sábanas llenas de placer.

Cuéntame delante la luna
que nos amaremos por siempre
hagamos que esta bella mentira
despierte con el amanecer.

Por Alex Madueño [am]

El Ciego


Flor oscura de Jose Baruco entrada el ciego Cada día amanece. Y cada día estoy en la ventana, temeroso y resignado de que esto suceda. El alba, a veces parece una cortina de gris acero, y otras, los tonos del horizonte fabrican en mi retina formas caleidoscópicas que complican aún mas mi maraña de viajeras sensaciones que transitan en mi cabeza.

Las luces me abren los ojos que durante horas estuvieron sellados a la contaminación del tránsito de vida, me obligan a rediseñar el mundo paralelo de dimensiones flotantes que durante la noche había fabricado. Comienzo a notarme, a saber que soy masa, que peso, que no buceo en lo etéreo de los limbos construidos, que no estoy muerto.

Si fuera ciego, no vería los huecos iluminados de las ausencias donde los primeros luceros se acunan, dejaría de escuchar el silencio de los senderos sin caminantes que desde mi ventana diviso. Continuaría en mi fortaleza de pensamientos que fuí tejiendo desde la noche anterior, donde no hay mas que recuerdos envueltos en nubes de azúcar de algodón y deseos estuchados en delicados papeles de plata que nunca se abrirán.

Si fuera ciego no habría día, habría noche. No habría vida, habría muerte, habría esperanza. Esperanza de alargar las ilusiones para que unos miserables rayos de luz no puedan devolverme al tránsito del tortuoso deseo de alcanzar el ocaso, cuando de nuevo, mis ojos vuelven a cerrarse, y ahí, yaciendo en sábanas en blanco abro la puerta de mi castillo reinventado, de mi opaca morada que mis ojos de ciego hicieron para mí.


Gracias por vuestra lectura. José Baruco.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Cuento inacabado

Creías que todo había terminado.
Lo veías como un sueño,
un cuento inacabado.
Como una tormenta de verano,
penetrante, rápida, distante...

Creías que todo había terminado.
Que ya no sentía, 
que ya no te veía...

Cómo no te voy a ver,
si te busco en cada cara que veo,
en cada paso que doy,
en cada lugar al que entro...

Pero cómo no te voy a ver,
si me quitaste todas las vendas
que el resto me había puesto.
Si me dejaste con el alma al aire
pero llena de sentimientos...

Y contigo dentro, muy dentro.
Tanto, que es verdad,
a veces, te miro, pero no te veo.
Y me asusto. Y grito.
Para que mis fantasmas se asusten
y me dejen quererte como te quiero...

Y ya sabes cómo quiero 
que me quieras, 
porque siempre lo has sabido,
porque soy así de idiota.
Y tú, eres mi único remedio...

Y quiero ser tu cuento inacabado,
y que me ames en puntos suspensivos,
que se filtren por la sangre de mis venas.
Para que este amor, nunca se acabe...







Por: Lady Writer
Twitter: @IreneNomada

martes, 23 de septiembre de 2014

...Versos de primavera...


Con una sonrisa
busque tu abrazo
en noches de luna
……………

Jugué a soñar
y en tu verano
me enamoré
…………….

Fue en esa noche
cuando te hable
renació mi corazón
………………

Como una brisa
Sentí tu caricia
en mis mejillas
……………

Besé tus labios
Caracolas de mar
Sabor a sal
………….

Otoño bordando
flores en tus cabellos
caricias del viento
………………

Soy Amelia Orellano Bracaccini:
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lunes, 22 de septiembre de 2014

Tu imagen



Miro tu imagen reconociéndome

en las pendientes de tus retinas,

pestañas balanceándose en tu

otoño primero, húmedo y gris,

en tus brazos mis silencios,

sobreviviendo a la infinidad

de noches que he visitado

tu almohada apoyando mi

rostro, mis cabellos a tu lado,

alimentando mis anhelos.

Desperté soñando una vez más

con los ojos empapados en las

líneas de tus labios, el rubor de

tus mejillas acaloradas,

 las comisuras de tus párpados

 en la flor de tu sonrisa,

la mañana se hace larga tiñendo

las aureolas empotradas en mis

adentros, siento tu respirar en

breves ráfagas del viento,

que traen en susurros  tus

pensamientos, dibujados con mis

pétalos contorneando tu cintura,

en un devenir del tiempo junto a la

orilla  tu cornisa sobrevive mi orilla,

te pienso en el amanecer donde el

amor anida junto al sol del nuevo

día y una sensación de esperanza

controla mi calma despejando

 mis dudas y la música de tu voz



me llama…


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La imagen del abuelo


                                                          Basado en una historia real. O, al menos, eso me han contado...


Nadie se encontraba en la casa. Nadie menos ella y su vecina de en frente Azucena, que había accedido a cuidarla mientras preparaba el temario para las oposiciones. Este encargo no era nuevo para la joven, que ya se había ocupado de la pequeña en anteriores ocasiones; sin embargo aquel día era distinto al resto, por lo que sabía que en lugar de estudiar tenía que jugar con su pequeña vecinita, para que no se disgustara y comenzase a pensar en el abuelo.

El  abuelo ya no estaba. Se había ido. Y esta vez para siempre. Y aunque la niña no dijese ni "mu", todo el mundo sabía que ya nada sería lo mismo. Para siempre se habían terminado sus idas y venidas al Hospital, aquel gran edificio donde muchas personas iban vestidas de blanco y, otras de verde, y llevaban calzos hipoalergénicos también blancos; no, ahora el abuelo ya no estaba con ellos.  <<Se ha ido al cielo.>> Le comentó su padre. <<Durante un par de días te cuidará Azucena. ¿Aceptas?>> Le preguntaba su madre con lágrimas en los ojos. Y es que, desde luego, el abuelo era un hombre muy querido por todos.

La familia al completo se encontraba desolada, pues el abuelo nunca había tenido una mala palabra para nadie, sino que siempre había tendido una mano a todos aquellos que precisaban de él. Sin embargo la pequeña, que todavía no entendía demasiado bien el fino umbral entre la vida y la muerte, se encontraba triste y, no porque su querido abuelito se hubiera ido al cielo y ahora fuera a ser una estrella, que brillaría por siempre jamás en lo alto del firmamento; sino porque no había podido decirle adiós. Y aunque él pudiese escucharla todavía, la pequeña quería haber compartido algunos momentos más junto a él y haber podido abrazarlo una vez más. En  resumidas cuentas: a la niña le hubiese gustado que se hubiera celebrado una despedida del abuelo. Pero ya no podía ser. En este tipo de casos no hay vuelta atrás.

-¿Por qué no puedo irme con vosotros? ¡Todo el mundo estará allí! Pero sus padres se negaron a que los acompañara, ya que la familia y el matrimonio no acudían a una verbena, sino a un tanatorio, lugar no recomendable para que visiten niños de tan corta edad; por lo que la pequeña se quedó en casa refunfuñando y con el disgusto en el cuerpo.

-¿Pero por qué no puedo ir? ¿No vais a despediros del abuelo? ¡Eso me han dicho los tíos! ¡Él estará allí! Y la pequeña lloraba a lágrima viva. Sin embargo a sus padres no les importó, porque sabían que junto a la joven Azucena a la pequeña no le faltaría nada.

Las horas de ese día y del siguiente pasaron entre juegos con su vecina y largos paseos por el parque, con el fin de que la pequeña estuviese entretenida. Pero durante la segunda tarde la niña quiso ver los dibujos animados en la televisión. Ya era la hora de las aventuras de su perro favorito.

Azucena ya se había ido a su casa hacía un rato y todos los adultos se encontraban desperdigados por la cocina y el comedor. En el salón solamente estaba la pequeña, sentada en el sofá y jugueteando con el mando de la televisión durante la franja publicitaria.

-¡Mamá, Papá, corred! ¡Tíos! ¡Corred, venid todos! ¡El abuelo está aquí!

Todo el mundo, incluido el hermano mayor de la pequeña, acudió a su extraña y nerviosa llamada. ¿A qué se refería con que el abuelo estaba allí?

-Cariño-se acercó su padre-el abuelito está en el cielo y el otro ya se ha ido a su casa. Aquí no hay nadie. Has sido tú y tu imaginación. ¡Anda, ea! La abrazó con sumo cariño, pues intuía que su hija, al igual que la familia al completo, no estaba viviendo un momento agradable.

-¡Pero estaba ahí!

-¿Ahí dónde? -Le preguntó su hermano intrigado acudiendo a apagar el aparato televisor. -¡A ver si te lo estás inventando!

-¡Bah, no le hagáis caso! La pobrecita está disgustada porque no ha podido despedirse del abuelo. Al menos no como a ella le gustaría... -Comentaban otros. -Seguro que en un par de días o tres se le pasa.

-Mamá, tú me crees ¿verdad?-Su madre no pudo responderle porque había roto en llanto de nuevo. Primero la muerte de su padre y ahora su pequeña hija de seis años le estaba contando con total seriedad que había visto al abuelo. -La imagen del abuelo apareció en la tele de repente. ¡Yo lo he visto! ¡Estaba ahí! Y estiraba sus extremidades superiores hasta el límite, buscando hacerse entender mejor.

Su hermano suspiró mientras enarcaba una ceja, apoyado en una silla, el resto de familiares se dedicaban miradas de cansancio y sus padres intercambiaron una con la que preferían fingir que no estaban escuchando nada de lo que la niña les estaba contando.

-¿Dices qué has visto al abuelo en la tele? -La pequeña asintió firmemente convencida.-¿Seguro? De nuevo el asentimiento por respuesta.

-¡Que sí, Papá, que sí! ¡El abuelo estaba ahí, en la tele! Yo estaba viendo los dibujos, salieron los anuncios y de repente de la tele nacieron unas rayas grises y todo se puso negro, negro... Y apareció allí la cara del abuelo.

 Sus padres la abrazaron intentando hallar consuelo ante todo lo sucedido y esperando poder consolarla a ella. También escogieron pensar que toda la historia era fruto de su disgusto; prefirieron pensar que el peso y la tristeza por no haber podido despedirse del abuelo había hecho que lo hubiera visto reflejado en el televisor. Quién sabe si habrá sido realidad o quién sabe si solamente habrá sido, efectivamente, fruto de su entristecida pero vivaz imaginación.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Tu amor

… Te amo hoy y siempre…


fluye en tu geografía
mi adicción a recorrerte,
itinerario fascinante
por dos líneas paralelas


…Solo para amarte y mi amor entregarte… 


 vigorizantes melodías,
involuntarias de la noche
cae la lluvia en los misterios
cuando te pienso, tú mi gloria


…Nada necesito si te tengo a ti…


Náufragos en tiempos distantes,
por las calles de tu existir,
extrañándote, esperando
despertar nuestro amanecer


…Porque tu amor me hace feliz…


elixir acelerante, tú,
anidas en mis pensamientos
cristales de insaciable voz,
en la nostalgia de mi alma


… En cada amanecer cuando vienes a mí…



los cánticos desbordados
iluminando mis fronteras
despertando sueños dormidos,
nuestras almas enamoradas


… Y en mis noches cuando te sueño…



Infatigables, delirantes,
pronunciando miles de besos,
en las bocas de ocres mansos
laberintos donde me pierdo


… Porque me haces una mejor persona…

.

Que aprisionan cual castigo,
reinando tus  húmedos labios
manjar de eclipses tu vuelo
tu amor transporta mi verdad


…Es porque cada día más te quiero…



Una y mil veces te amo
renaciendo en tus brazos, si,
nuestra historia en el centro
de la inmensidad del cielo


…Por incontables razones…


…porque me haces sonreír…


… cuando pienso en ti, el mundo deja de girar…


…nada más existe…


… solo tú, mi amor…
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