Ocultó su rostro tras una copa de vino,
fingió una sonrisa,
a lo largo de los años
se había vuelto una experta
en simular felicidad.
Solo buscaba el camino
para refugiarse en sus brazos.
Creyó, al conocerlo,
que sería el final
de la vida que había conocido
y el comienzo de la que había soñado.
Se equivocó.
La locura, le dió fuerzas,
para quererle,
anduvo furtiva en sus sueños,
para que al menos allí,
su voz la nombrara.
El la quería, solo que,
no con el corazón abierto,
la quería
como mejor sabía.
Ella solo quería
que él, pudiera perdonarla
por no saber
decir adiós
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